El cristiano, y más aún el obispo, que pone su confianza en la cruz y resurrección de Cristo pueden afrontar las situaciones más adversas, aseguró el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), Cardenal Luis José Rueda Aparicio.
El purpurado aseguró ello en el discurso con el que inauguró ayer lunes la 117ª Asamblea Plenaria de la CEC que se realiza en Bogotá hasta el viernes 5 de julio. El cardenal centró su reflexión en el pasaje evangélico de las bienaventuranzas para dirigirlas a la misión de los obispos.
“Bienaventurados los obispos que se esfuerzan por vivir la austeridad”, les expresó el también Arzobispo de Bogotá, y aseguró que la vida austera es “un mensaje poderoso y un gran aporte para la paz en Colombia”, al ser un ejemplo de lucha contra la corrupción y la codicia.
En ese sentido, exhortó a los prelados a vivir la pobreza y el desapego, siendo “servidores humildes que no viven de la imagen, sino que, en la propia conciencia saben con sinceridad quienes son, y ponen su corazón en el verdadero tesoro que es Cristo crucificado y resucitado, vivo y cercano cada día”.
En su discurso, el Cardenal Rueda Aparicio también llamó a sus hermanos del Episcopado a animar con su vida la misión que les ha sido confiada, siendo agradecidos “con el pequeño paso que se pudo dar” y manteniendo la serenidad pese a que “el lobo esté al acecho”.
Sean “obispos que confían en la acción del Espíritu Santo, y (que) son capaces de ponerse en silencio y de rodillas para agradecer ante el sagrario, después de una jornada de aparentes fracasos”, añadió.