En la próxima audiencia de apelación que se realizará el 3 de julio, los abogados del ex auditor del Vaticano, Libero Milone y su ex adjunto Ferruccio Panicco —recientemente fallecido— argumentarán que el Cardenal Angelo Becciu actuó como funcionario del Vaticano y no como un particular, cuando presionó a los dos hombres para que renunciaran a sus puestos en 2017, bajo amenaza de ser enjuiciados.
“Para mí, la familia de Ferruccio y mi familia esto es tremendamente importante”, dijo Milone a los periodistas el 19 de junio, en una sesión informativa sobre su apelación, precisando que él y Panicco fueron "amenazados y expulsados por hacer nuestro trabajo" y que ahora no lo contratan por el daño que ha sufrido su reputación.
Milone se prepara para acudir al tribunal de apelaciones del Vaticano, después que su acción legal fuera rechazada, a principios de año, por un tribunal inferior por considerarle una "demanda fuera de lugar" contra la Secretaría de Estado.
Los jueces dijeron entonces que la Secretaría de Estado no era responsable de su destitución, porque estaba contratado por el Papa, y Becciu actuaba solo cuando obligó al auditor a dejar su trabajo y le acusó de "espiar" sus finanzas personales.
Milone, que señala que descubrió prácticas contables ilegales y conflictos de intereses, mientras se limitaba a cumplir con su cometido de auditar las finanzas del Vaticano, dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que es víctima de "acusaciones falsas y maliciosas" y cuestionó por qué nunca fue arrestado si, como indicó el Vaticano al momento de su destitución, tenían amplias pruebas de que era culpable de espionaje.
En 2022, el ex auditor vaticano y su adjunto solicitaron una indemnización de 9,3 millones de euros (unos 10 millones de dólares) a la Secretaría de Estado del Vaticano y a la oficina del auditor general, ahora dirigida por el otro de los dos ex adjuntos de Milone.