El Papa Francisco acepta la renuncia de un obispo de 63 años en Perú

“Con el tiempo esta actividad y algunas decepciones me causaron estrés y presión alta. Desde el tiempo del Covid mi salud corporal y mental se ha ido debilitando y siento, que ya no tengo la misma fuerza de antes”, explicó el obispo.

“Después de unos controles los médicos me sugirieron un tiempo de descanso y recuperación. Así que decidí renunciar a mi cargo de obispo de Caravelí y pedir un tiempo sabático. Mis tratamientos y tiempo de recuperación haré en Alemania con el soporte emocional de mi Madre y mis hermanos”, refirió.

Mons. Reinaldo Nann agradeció a todos y pidió perdón por sus “impaciencias y otros errores, que he cometido”, a la vez que animó a acoger “con los brazos y corazones abiertos al administrador apostólico Monseñor Ricardo Rodríguez”.

El ahora prelado emérito celebrará una Misa de acción de gracias el 14 de julio.

¿Quién es Reinaldo Nann, prelado emérito de Caravelí?

Mons. Reinaldo Nann nació en Friburgo (Alemania), el 25 de agosto de 1960. Estudió filosofía y teología en la Universidad Albert-Ludwig.

Fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1987.

En Perú ha vivido en dos periodos distintos. El primero como sacerdote misionero fidei donum (que no ejerce su ministerio en la jurisdicción a la que pertenece, con permiso de su obispo) en la diócesis de Carabayllo entre 1992 y 1996; y luego regresó al país en 2002 de nuevo como sacerdote fidei donum para la Arquidiócesis de Trujillo.

Ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: vicario parroquial las iglesias de Friburgo, San Antonio en Mannheim-Rheinau y St. Margarethen en Waldkirch; párroco de San Conrado en los Olivos (Perú); director de la parroquia de San Jerónimo en la Arquidiócesis de Trujillo; Coordinador del Movimiento de Schoenstatt de la Arquidiócesis de Trujillo.

Hasta antes de ser nombrado obispo en 2017 era párroco de San Antonio de Padua en el Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, en Perú.

Mons. Reinaldo Nann hizo noticia en marzo de 2020 cuando autorizó la confesión por teléfono, una decisión que luego tuvo que revertir cuando el Vaticano emitió dos disposiciones recordando que los sacramentos deben administrarse presencialmente.

Tiempo después, una investigación de ACI Prensa publicada en agosto de ese mismo año reveló que la Prelatura de Caravelí había aceptado a un sacerdote investigado por abusos sexuales en la Prelatura de Huamachuco, pese a que Mons. Nann, como indicó en su comunicado, ha sido también “miembro de la comisión episcopal por la protección de los menores”.