Los obispos católicos de Irlanda emitieron el lunes una declaración en la que exponen las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre el final de la vida y en la que abogan por los cuidados paliativos, en medio de la presión que políticos irlandeses ejercen para que se legalice el suicidio asistido.
“Creemos que toda persona que está gravemente enferma, junto con todos aquellos que se preocupan por su cuidado, por difíciles que sean las circunstancias, son sostenidos en el amor incondicional de Dios”, señalaron los obispos.
Por ello, “al legislar sobre el suicidio asistido o la eutanasia, el Estado contribuiría a socavar la confianza de las personas que padecen enfermedades terminales, que quieren ser atendidas y quieren vivir la vida lo más plenamente posible hasta que la muerte llegue de forma natural”.
Frente a las enfermedades terminales, la Iglesia Católica ha apoyado durante mucho tiempo los cuidados paliativos, que implican el manejo holístico del sufrimiento de una persona. El suicidio asistido y la eutanasia nunca están permitidos según la enseñanza católica, aunque negar “medios extraordinarios” de tratamiento médico y permitir que la muerte ocurra de forma natural puede ser moralmente permisible.
Quienes promueven el suicidio asistido usan el argumento de la “autonomía” del paciente, sin embargo, los obispos irlandeses dijeron que quitarle la vida también le quita su autonomía y “corta cualquier perspectiva de crecimiento o curación y representa un fracaso de la esperanza”.
En lugar del suicidio asistido, es necesario que los servicios de cuidados paliativos estén más disponibles en los hospitales, hospicios y en la comunidad, recomendaron los obispos.