El Consejo europeo de obispos se reúne en Madrid para abordar la sinodalidad de las conferencias episcopales

“Los fundadores vieron que había asuntos que debían resolverse a nivel local y otros de forma centralizada. Y según avanza el tiempo vemos que hay más y más áreas son llevadas a la toma de decisión centralizada en Bruselas en vez de dejar que queden en el ámbito de decisión de los estados miembros. Parte de la reacción es para encontrar el equilibrio justo entre ambas cosas”, ha explicado. 

En cuanto a la cuestión de la migración, de gran importancia en la política europea actual, Mons. Grušas ha recordado que “el Santo Padre ha repetido en varias ocasiones que debemos afrontar las necesidades de los migrantes desde un nivel humano, con respeto y estando preparados para atenderlos”. 

Por otro lado, ha añadido que la Unión Europea “tiene que seguir intentando resolver los problemas de la migración no solo dentro de Europa, sino también mirando hacia los países donde hay problemas que resolver”, en relación a los países de origen de quienes emigran a Europa. 

Preguntado por la reciente exclusión del aborto como derecho en una declaración tras la reunión de G7 reunido en Italia, a la que asistió el Papa Francisco, Mons. Grušas ha subrayado la preocupación “por el invierno demográfico que Europa está experimentando”, y ha señalado que “el futuro de Europa depende de la cultura de la vida”.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia es sin duda uno de los asuntos que más preocupan a los miembros de la CCEE. Entre ellos hay representantes de las conferencias episcopales católicas de la Federación Rusa y Ucrania, así como del sínodo de los obispos de la Iglesia Greco-católica de Ucrania.

Según ha detallado Mons. Grušas, los miembros de la CCEE colaboran desde una perspectiva católica y en ese sentido se ha producido una cooperación en el campo del cuidado pastoral relacionado con el conflicto. 

De hecho, los representantes ucranianos compartieron su preocupación a los rusos por los deportados a Siberia. Los rusos “que tenían ya la experiencia 50 o 70 años atrás, dijeron: ‘Los estamos buscando. Si tenéis información sobre a dónde los han deportado, vamos a movilizar a nuestros sacerdotes para asegurarnos de que tienen cuidado pastoral en esta situación tan difícil’”, ha revelado Mons. Grušas.