El 19 de enero de 2006, día que el P. Juan Solana, LC compró el primer de los cuatro terrenos que conforman hoy el Centro Magdala en Tierra Santa, el entonces Arzobispo de Liverpool, Patrick Altham Kelly, le hizo un encargo especial: “Quítenle a María Magdalena el epíteto de prostituta”.
Han pasado casi dos décadas desde entonces y el P. Solana ha compartido esta anécdota durante un encuentro con los medios de comunicación en el que ha presentado el Proyecto Magdalena que viene a dar cumplimiento a la encendida recomendación del prelado inglés.
Años después de que lo que quería ser un centro más de acogida de peregrinos en Tierra Santa se convirtiera en el mayor hallazgo arqueológico sobre la ciudad de Magdala, donde se conservan intactas dos sinagogas del siglo I, el P. Solana pone en marcha una nueva iniciativa que pretende impulsar una espiritualidad renovada sobre la dignidad de la mujer.
La idea es lograr “un hermanamiento entre instituciones que tienen a María Magdalena como patrona o inspiradora”, ha explicado el P. Solana, en torno a “la mujer más citada en los Evangelios”.
“María Magdalena es un árbol de olivo que ha crecido un poco silvestre”
“Nos vamos a centrar estrictamente en lo que dice el Evangelio, que aunque es muy poco, es muchísimo”, expone el religioso. A su entender, “María Magdalena es un árbol de olivo que ha crecido un poco silvestre, al cual le han salido ramas de toda índole”, en parte por el morbo que despierta su figura y, precisamente, por la tradicional vinculación de su figura con la lacra de la prostitución.