ROMA,
Una semana después de los atentados explosivos que destruyeron varias iglesias en la capital iraquí, cientos de cristianos regresaron aún con cierto temor a los templos de Bagdad para asistir a los servicios dominicales.
Según informó la prensa internacional, la asistencia a las iglesias fue inusualmente escasa en todos los templos cristianos de la capital, particularmente en los que sufrieron daños por las explosiones de la semana pasada, que causaron la muerte de once feligreses y más de 50 heridos.
En una parroquia siria católica de Baghdad, donde la liturgia se celebró en un salón porque el templo sigue en reparación, el sacerdote Rafael Kutaimi declaró a la agencia Reuters que “los terroristas obviamente trataron de desalentar a los cristianos del culto y evidentemente esto afecta a nuestros miembros”.
Sin embargo, los líderes cristianos han prometido no sucumbir a la presión de los fundamentalistas islámicos y no abandonarán el país.
La comunidad cristiana de Irak representa al tres por ciento de la población total del país. Los grupos más grandes son los católicos caldeos y sirios. Ambos tienen un antiguo linaje y han permanecido vinculados a la cultura e historia iraquí desde el siglo I.
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