En el marco de la conmemoración de los 35 años de la masacre de la plaza de Tiananmén, en China, el Cardenal Stephen Chow —Obispo de Hong Kong— afirmó que la tragedia “ha dejado una profunda herida” en la sociedad que debe ser atendida y sanada.
El 4 de junio de 1989, el gobierno chino reprimió brutalmente una serie de protestas prodemocráticas en la Plaza de Tiananmén, en Beijing. Estas manifestaciones, lideradas principalmente por estudiantes, demandaban reformas políticas y libertades civiles.
El ejército chino intervino con tanques y tropas, disparando contra los manifestantes y causando un número de muertos que se estima entre cientos y miles, aunque las cifras exactas nunca se han confirmado oficialmente. El evento provocó condena internacional y sigue siendo un tema altamente censurado en China.
El obispo chino precisó, a través de un artículo publicado en el Sunday Examiner, que reza para que este lamentable episodio pueda quedarse en el pasado, y afirma que la sociedad del país “no debe esperar para superarlo”. Una vida saludable, añadió, no puede estar atrapada “en un pasado oscuro de penas y resentimientos interminables”.
Sin embargo, remarcó el Cardenal Chow, no puede olvidar lo que vió y sintió aquella noche y en las semanas que le siguieron: “Aunque mis recuerdos ya no son vívidos, mi corazón tiene sentimientos que siguen vivos, sobre todo en esta época del año”, afirmó.
“No obstante, mi fe me impulsa a perdonar a quien sea y lo que sea. Tal vez sea a través del perdón que las diferentes partes puedan ir más allá de señalar con el dedo y de la dolorosa mentalidad de 'nunca perdonaré'. Con el perdón ya disponible, la reconciliación y la curación pueden tener más posibilidades de hacerse realidad”, indicó el obispo.