A una mujer de 29 años, físicamente sana, se le permitió poner fin a su vida mediante suicidio asistido por un médico en los Países Bajos por motivos de depresión, causando un renovado debate sobre la santidad de la vida y la legislación.
Zoraya ter Beek murió por eutanasia el 22 de mayo. A pesar de estar físicamente sana, la mujer de Oldenzaal, una ciudad cercana a la frontera con Alemania, optó por poner fin a su vida debido a problemas de salud mental.
Solo unos días antes de su muerte, ter Beek le dijo a The Guardian: "La gente piensa que cuando estás mentalmente enfermo, no puedes pensar con claridad, lo cual es insultante".
Diagnosticada con depresión, ansiedad, trauma y otros problemas, se aprobó que muera por suicidio asistido debido a "sufrimiento insoportable sin perspectivas de mejora", según el Código de Eutanasia oficial neerlandés.
Su caso ha reavivado un polémico debate en los países occidentales. Francia está debatiendo actualmente la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido, y el presidente Emmanuel Macron está impulsando nuevas leyes.
La Iglesia Católica ha sido consistentemente franca en su oposición a la eutanasia.