BUENOS AIRES,
Durante la Misa celebrada en la Plaza de la Libertad con motivo del día de San Cayetano, el Arzobispo de Rosario, Mons. Eduardo Mirás, denunció la avaricia, el egoísmo y la falta de solidaridad que padece Argentina y afirmó que buscar “que el hombre viva con dignidad en una sociedad de hermanos no es una utopía, es una conquista que siempre tenemos que intentar”.
Ante más de cuatro mil fieles que llegaron en peregrinación, el Prelado recordó la figura de San Cayetano como “un hombre entregado a hacer el bien a los enfermos y los necesitados” y resaltó que “un mundo de solidaridad, ése es el secreto de la vida cristiana”.
“Hay que proteger a la sociedad del egoísmo y la falta de hermandad que hoy padece. San Cayetano fue un ejemplo de caridad con los más pobres”, afirmó Mons. Mirás y añadió que “la humanidad está herida por el egoísmo y la avaricia, que produce desequilibrios en la sociedad”.
Por ello, el Arzobispo hizo “un llamado de atención frente a la codicia” y condenó la tendencia actual de aferrarse a las riquezas. “Los bienes materiales deben fructificar en bien de todos. Entre todos podemos hacer un mundo más amable”, expresó el Prelado.
“San Cayetano imitó la forma de vida de los apóstoles. Estaba encendido en los ardores de la caridad”, concluyó Mons Mirás.
San Cayetano nació en 1480, en Vicenza, Italia. Tanto su padre, el conde Gaspar de Thiene, como su madre, María di Porto, eran de familias nobles. Estudió en la Universidad de Padua, donde obtuvo dos doctorados. Se fue después a Roma, donde llegó a ser secretario privado del Papa Julio II, y fue nombrado notario de la Santa Sede.