El Cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, presidió la Misa de beatificación del sacerdote Giuseppe (José) Rossi, asesinado a los 32 años por fascistas que lo obligaron a cavar su tumba con sus propias manos.
La Eucaristía, celebrada en la catedral de la Diócesis de Novara (Italia), se realizó el domingo 26 de mayo, Solemnidad de la Santísima Trinidad. Concelebró el Obispo local, Mons. Franco Brambilla, junto a unos 150 sacerdotes; y asistieron unos 1.500 fieles.
En su homilía, el Cardenal Semeraro, recordó al inicio las palabras de Mons. Brambilla, cuando en diciembre el Papa Francisco aprobó el decreto que reconocía el martirio del P. Rossi: “humilde y ejemplar sacerdote para la vida de oración (…) ícono de un párroco mártir, modelo para todo el pueblo de Dios, en particular para nosotros los sacerdotes, y para los laicos que realizan un ministerio al servicio de la Iglesia”.
El purpurado resaltó luego que el joven sacerdote “no dudó en inmolar su joven vida por la grey que se le había confiado” en la localidad de Castiglione, pueblo del valle de Anzasca, en la región italiana del Piamonte.
El prefecto recordó también algunos pasajes del diario del P. Rossi: “Me lanzo desesperadamente a los brazos de Jesús, cuyas huellas debo seguir hacia la cruz, el calvario”. “Sufro con alegría porque estoy unido a mi Dios en la cruz”, agrega
El sacerdote también escribió que comprende así “las locuras heroicas de los santos al buscar la cruz, el sufrimiento: eran almas sedientas de vida, esa vida que brota de la sangre derramada en el Gólgota que es un lavado de todas las culpas, que es una medicina para todas las heridas”.