El Papa Francisco ha expresado su “profunda tristeza” por la avalancha que ha dejado más de 600 muertos y 2.000 personas sepultadas en una localidad de Papúa Nueva Guinea, el país que el Santo Padre visitará en septiembre de este año.
En la madrugada del pasado viernes 24 de mayo, un deslizamiento de tierra provocó graves daños en Enga, una remota localidad del norte del país, dejando más de 150 casas enterradas a varios metros de profundidad y acabando con la vida de al menos 670 personas.
Las autoridades estiman que cerca de 2.000 personas están sepultadas y lamentan que debido a la amenaza de deslizamiento, los equipos de rescate y los supervivientes continúan en peligro.
En un telegrama de condolencias enviado este lunes con la firma del Cardenal Pietro Parolin, el Pontífice asegura “su cercanía espiritual a todos los afectados por esta catástrofe”.
Asimismo, reza especialmente “por los fallecidos, por los que lloran su pérdida y por el rescate de las numerosas personas aún desaparecidas”.
También ofrece “aliento a la autoridades civiles y al personal de emergencia mientras prosiguen sus esfuerzos de socorro” e invoca de buen grado “sobre todos las bendiciones divinas de consuelo y fortaleza”, concluye el telegrama.