Este 7 de mayo se conmemora a la Beata María de San José, la primera beata de Venezuela, quien “resucitó” a su padre por una especial razón y tras ello cumplió una promesa que le hizo al Señor durante 10 años.
En el sitio web de las Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, fundadas por la Beata María de San José (1875-1967), se narra que cuando ella tenía 24 años su padre, don Clemente Alvarado, “murió sin conocer a Dios, y más aún, criticando, atacando persiguiendo siempre, por sus ideas políticas, a la Iglesia y a sus consagrados”.
La beata recibió la noticia mientras servía a los enfermos en un hospital de Maracay, al suroeste de Caracas. La joven, en vez de ir a su casa para estar con su familia, se fue a la capilla para rezar ante la imagen de la Virgen toda la noche.
En su oración le pedía a Dios que le conceda a su padre otra oportunidad, le devuelva la vida y se pueda salvar. Por ello hizo una promesa de vivir en ayuno absoluto y total.
En sus apuntes espirituales dejó escrito: “¿Qué no haremos por la salvación de un alma? Y si esa alma es la de un padre o una madre, ¿qué sacrificios por grandes que sean, no seremos capaces de ofrecer? ¡Ah Señor, habéis aceptado mi sacrificio! ¡Bendito seas!”.
Es así que, ante el asombro de todos, don Clemente volvió a la vida, pidió ver a un sacerdote, se confesó y se casó por la Iglesia con su esposa, doña Margarita. A las pocas horas el papá de la Beata María de San José murió nuevamente y partió a la Casa del Padre.