Este 6 de mayo se cumple el primer aniversario de la beatificación de Mons. Jacinto Vera, primer obispo de Uruguay, una celebración que coincide con la fecha de su fallecimiento. En este día, la Iglesia Católica local recuerda la importancia de su figura, que ha dejado una huella indeleble en la comunidad católica.
Mons. Jacinto Vera nació el 3 de julio de 1813, a bordo del barco en el que su familia emigraba desde las Islas Canarias (España) a Uruguay.
De joven se dedicó a las tareas rurales, y a sus 19 años recibió el llamado al sacerdocio. Cursó su formación en Buenos Aires (Argentina) y fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1841.
El 16 de julio de 1865 recibió la consagración episcopal en la iglesia matriz de Montevideo, la capital de Uruguay. En 1870 participó en el Concilio Vaticano I, y el 15 de julio de 1878 asumió como primer Obispo de Montevideo, cuando la diócesis abarcaba todo el territorio uruguayo.
Su vida se caracterizó por la austeridad y la entrega a los pobres y enfermos. Fiel a su sacerdocio, fue intermediario en la paz y reconciliación entre los fieles. Con gran fervor misionero, llevó el anuncio del Evangelio a todos los rincones de su patria.
Falleció el 6 de mayo de 1881, durante una misión en la ciudad uruguaya de Pan de Azúcar.