El sábado 4 de mayo, en la Basílica de Santa Clara en Nápoles, se repitió el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, obispo mártir y patrono de esa ciudad italiana.
La Arquidiócesis de Nápoles informó en su sitio web que el sábado 4 de mayo, a las 18:38 horas (hora local) se produjo una vez más el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, obispo que murió mártir en el año 305, durante la feroz persecución del emperador romano Diocleciano.
El prodigio de la sangre de San Genaro ocurrió durante la Misa presidida por el Arzobispo de Nápoles, Mons. Domenico Battaglia, en la que también participaron el abad Vincenzo De Gregorio y asistió el alcalde de Nápoles, Gaetano Manfredi.
Como es usual, cuando se repite el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, se agitó el pañuelo blanco para indicar el prodigio que ocurre en la ampolla que contiene el líquido corporal del mártir italiano. El signo estuvo a cargo de Mons. De Gregorio.
“No es un oráculo”
Saliendo al paso de la creencia de que cuando la sangre no se licúa puede ocurrir alguna desgracia, Mons Battaglia dijo a los fieles presentes en la Misa que “esta sangre es el signo de un sueño de salvación, de esperanza, de confianza, no es un oráculo a consultar sino una brújula a seguir porque está siempre bien orientada hacia Cristo, origen y meta de nuestro camino, nuestra historia y de la historia del mundo”.