13 de diciembre de 2024 Donar
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Se repite el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro: “No es un oráculo” sino una brújula hacia Cristo

Se repite el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro. Mons. Battaglia besa la ampolla que contiene el líquido./ Crédito: Chiesa di Napoli

El sábado 4 de mayo, en la Basílica de Santa Clara en Nápoles, se repitió el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, obispo mártir y patrono de esa ciudad italiana.

La Arquidiócesis de Nápoles informó en su sitio web que el sábado 4 de mayo, a las 18:38 horas (hora local) se produjo una vez más el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, obispo que murió mártir en el año 305, durante la feroz persecución del emperador romano Diocleciano.

El prodigio de la sangre de San Genaro ocurrió durante la Misa presidida por el Arzobispo de Nápoles, Mons. Domenico Battaglia, en la que también participaron el abad Vincenzo De Gregorio y asistió el alcalde de Nápoles, Gaetano Manfredi.

Como es usual, cuando se repite el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, se agitó el pañuelo blanco para indicar el prodigio que ocurre en la ampolla que contiene el líquido corporal del mártir italiano. El signo estuvo a cargo de Mons. De Gregorio.

“No es un oráculo”

Saliendo al paso de la creencia de que cuando la sangre no se licúa puede ocurrir alguna desgracia, Mons Battaglia dijo a los fieles presentes en la Misa que “esta sangre es el signo de un sueño de salvación, de esperanza, de confianza, no es un oráculo a consultar sino una brújula a seguir porque está siempre bien orientada hacia Cristo, origen y meta de nuestro camino, nuestra historia y de la historia del mundo”.

“Las fuentes hagiográficas y las actas del martirio del Obispo Genaro nos cuentan cómo él, sin ningún temor, antepuso el bien de los hermanos a su propia seguridad, yendo a visitar a un hermano encarcelado a causa de su fe en Cristo”, continuó.

El prelado pidió luego al mártir: “ayúdanos a caminar en los senderos del tiempo y de la historia, con la mirada fija en el Señor a quien has amado y servido, y que estemos siempre con los pies listos para llegar a los hermanos y hermanas que están en prisiones físicas, interiores o sociales”.

“Que seamos como tú, quien pese al peligro y a la persecución, por amor a Dios y los hermanos no temiste ponerte en camino y arriesgar la vida para difundir el pan de la Palabra que restaura a los hermanos prisioneros a causa del Evangelio y de la violencia de los hombres”, prosiguió.

Dirigiéndose aún al patrono de Nápoles, el Arzobispo rogó: “Testigo de sangre fecundo, reza con nosotros y ayúdanos a rezar sin cansarnos para que en esta tu ciudad no vuelva a derramarse sangre inocente, para que en nuestra Europa, en Tierra Santa y el mundo entero, cesen los conflictos fratricidas” y que “el Sol de la paz”, Jesucristo, “derrote toda violencia, enjugue las lágrimas de dolor y desarme con el perdón todo deseo de venganza”.

La licuefacción de la sangre de San Genaro

El milagro de la licuefacción de la sangre del obispo mártir San Genaro suele ocurrir tres veces al año.

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La primera sucede el día en que se conmemora la traslación de los restos de San Genaro a Nápoles, el sábado anterior al primer domingo de mayo; y la segunda es el día de su fiesta litúrgica (19 de septiembre).

La tercera ocasión es el 16 de diciembre, cuando los devotos agradecen su intercesión para amainar los efectos de la erupción del volcán Vesubio, acontecido en 1631.

¿Quién es San Genaro?

San Genaro fue obispo de Benevento, Campania, diócesis italiana ubicada junto a Nápoles, donde nació en el 272.

En los años de la persecución del emperador romano Diocleciano, conocida como la “Gran persecución” (303-313), Genaro fue hecho prisionero junto a un grupo de fieles cristianos y sometido a terribles torturas.

El obispo y sus amigos se negaron a abdicar de la fe y rendir culto a los dioses paganos.  A pesar de los crueles maltratos recibidos, ninguno fue doblegado y todos fueron condenados a muerte.

Trataron de quemarlos vivos en un horno pero el fuego no les hizo daño. Después fueron arrojados a los leones, pero los animales no se les acercaron. Entonces, los romanos decidieron decapitarlos a todos. El 19 de septiembre del año 305, el obispo San Genaro y sus amigos fueron ejecutados cerca de Pozzuoli.

Cada 19 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Genaro mártir.

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