Desde sus inicios, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha velado por los requerimientos materiales y espirituales de los cristianos perseguidos, “dos cosas que van juntas” porque la finalidad es llevar a las personas al Reino de Dios, afirma el P. Anton Lässer, asistente eclesiástico de esta fundación pontificia.
Fundada en 1947 para socorrer a los alemanes expulsados de su país, entre ellos 3.000 sacerdotes, Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) enfocó cinco años después su labor solidaria a los cristianos que sufrían la persecución en los países de la esfera soviética.
De ahí, paulatinamente fue ampliando su campo de acción a Asia, Latinoamérica y África, hasta que en 2011 fue elevada a fundación de derecho pontificio por el Papa Benedicto XVI.
Ahora, gracias al apoyo de innumerables benefactores, ACN financia anualmente unos 5.700 proyectos de ayuda a la labor pastoral y de evangelización de la Iglesia Católica en 128 países, además de publicar cada año su informe sobre el estado de la libertad religiosa en el mundo.
Pero para llevar adelante este trabajo, ACN pone énfasis también en el cuidado de la vida espiritual de sus miembros y benefactores, porque “para nosotros primero debe ser el Reino de Dios”, afirma el P. Lässer.