En medio de la profunda crisis por la que atraviesan Líbano y Siria, que ha disparado el precio de la electricidad, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) anunció que financiará paneles solares a gran escala en ambos países para ayudar a las instituciones eclesiásticas a mantener sus operaciones.
En el Líbano, comenta la fundación, el suministro eléctrico depende del Estado. Muchas partes del país reciben sólo 4 horas de electricidad al día. Algunos ciudadanos han logrado recurrir a generadores eléctricos que funcionan con combustible, sin embargo, su uso es limitado debido al elevado costo que representan.
En Siria, por otro lado, la situación es peor. Dependiendo de la región, la electricidad está disponible 3 horas al día, en otras ya no existe suministro eléctrico alguno. Los ciudadanos también deben utilizar generadores “a menudo gestionados por compañías que funcionan como mafias”, denuncia ACN.
Esta gravísima situación afecta a la Iglesia Católica en ambos países, que no pueden ofrecer normalmente sus servicios a los fieles. El almacenamiento de alimentos y la calefacción son limitados. Además, el aumento de los precios hace muy difícil acoger a grupos para retiros u otros encuentros religiosos.
Para las caridades católicas es complicado mantenerse en pie. Los orfanatos, las residencias de ancianos, las escuelas y las guarderías luchan por funcionar en la oscuridad. Allí, prosigue la fundación pontificia, “las intoxicaciones alimentarias proliferan por falta de refrigeración”.