El Papa Francisco dedicó su catequesis de la Audiencia General de este miércoles 17 de abril a reflexionar sobre la virtud de la templanza, que significa “poder sobre sí mismo” y que es, además, “el arte de no dejarse arrollar por las pasiones rebeldes”.
Desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre resaltó que la templanza “asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos” y que además es la virtud “de la justa medida”.
“Las personas que actúan movidas por el ímpetu o la exuberancia son, en última instancia, poco fiables. Las personas sin templanza no son fiables”, subrayó el Pontífice.
Ante los fieles que participaban en la Audiencia General, señaló que “incluso con los placeres la persona temperamental actúa con juicio”.
“El libre curso de los impulsos y la total licencia concedida a los placeres acaban volviéndose contra nosotros mismos, sumiéndonos en un estado de aburrimiento”, advirtió a continuación.
Para el Papa Francisco, una persona con templanza “sabe pesar y dosificar bien las palabras” y no permite “que un momento de ira arruine relaciones y amistades que luego sólo pueden reconstruirse con gran esfuerzo”.