En medio de la historia y devoción que rodea a la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México, templo que alberga la imagen de la Virgen María aparecida milagrosamente en la tilma de San Juan Diego en diciembre de 1531, surge la pregunta: ¿A quién pertenece?
Contrario a lo que muchos pueden pensar, la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, erigida a los pies del cerro del Tepeyac, al norte de Ciudad de México, no es propiedad ni de la Arquidiócesis Primada de México ni de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Así lo precisa el P. Hugo Valdemar, quien durante 15 años fuera el director de Comunicaciones de la Arquidiócesis de México, durante el gobierno pastoral del Cardenal Norberto Rivera.
Entrevistado por ACI Prensa, el P. Valdemar indicó: “La Basílica de Guadalupe no pertenece ni a la Conferencia Episcopal de México ni a la Arquidiócesis de México, sino al Pueblo de México con un carácter de Propiedad Federal, por lo que podemos decir que es de todos los mexicanos”.
El complejo en el que se encuentra la actual Basílica de Guadalupe —llamada en ocasiones la “nueva basílica”— incluye otras iglesias católicas, entre ellas el Templo Expiatorio a Cristo Rey —que desde el inicio del siglo XVIII hasta 1976 albergó la imagen original de la Virgen de Guadalupe—, el exconvento y parroquia de Santa María de Guadalupe - Capuchinas, la Antigua Parroquia de Indios, la Capilla del Cerrito y la Capilla del Pocito.
La construcción de todas estas iglesias es previa a 1992, año en que constitucionalmente se restablecieron las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica, y se le reconoció legalmente la personería jurídica a esta última. Sólo los templos construidos después de ese año pueden pertenecer legalmente a la Iglesia.