En la Audiencia General de este miércoles 10 de abril, el Papa Francisco continuó con su ciclo de catequesis sobre las virtudes y reflexionó sobre la virtud de la fortaleza, asegurando que “un cristiano sin valor, que no doblega sus propias fuerzas al bien, que no molesta a nadie, es un cristiano inútil”.
Al inicio de su catequesis, el Santo Padre se refirió a la fortaleza como “la virtud moral que en las dificultades asegura firmeza y la constancia en la búsqueda del bien”.
Destacó que es la “más combativa” de las virtudes, asociada por los autores escolásticos a lo que los antiguos llamaban “apetito irascible”.
“Jesús tenía pasión”
A continuación, resaltó que el pensamiento antiguo no imaginó un ser humano sin pasiones, ya que “sería una piedra”. Por ello, afirmó que “las pasiones no son necesariamente el residuo de un pecado; pero deben ser educadas, purificadas con el agua del Bautismo, o más bien, con el fuego del Espíritu Santo”.
“Un cristiano sin valor, que no doblega sus propias fuerzas al bien, que no molesta a nadie, es un cristiano inútil”, enfatizó el Santo Padre, al tiempo que precisó que “Jesús no es un Dios diáfano y aséptico”, sino que “tenía pasión”.