Este 8 de abril la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Anunciación, un hecho que cambió no sólo la historia de la humanidad sino también la relación de los Ángeles con los humanos. ¿Qué fue lo que pasó con estos seres celestiales y por qué se dio esto? Santo Tomás de Aquino lo explica.
El Doctor de la Iglesia Católica en su reflexión sobre la oración del Ave María y el saludo del ángel, que se puede leer en el Catecismo Tomista, resalta que el ser celestial no dijo “Dios te salve, María”, sino “Dios te salve, llena de gracia”. Parece un cambio sencillo introducido por la Iglesia, pero para Santo Tomás encierra un inmenso significado.
El santo describe que “en la antigüedad era honroso para los hombres que se les apareciesen los ángeles y consideraban timbre de gloria haber tenido ocasión de tributarles reverencia”.
“Pero que un ángel tributase reverencia a un ser humano jamás se había oído, hasta el momento en que saludó a la Santísima Virgen diciéndole respetuosamente: ‘Dios te salve’”, enfatiza el también llamado Doctor Angélico.
Santo Tomás explica que la reverencia de los humanos hacia los ángeles era porque estos seres “eran superiores” en tres cosas: son de naturaleza espiritual y no corruptibles; tienen una relación muy cercana con el Señor; y gozan en plenitud de la gracia divina. “Por tanto, no era decoroso que un ángel tributase reverencia a un hombre”, precisa.
Sin embargo, todo esto cambia con la Santísima Virgen María. Para Santo Tomás, ella era muy superior en todas estas cualidades a los ángeles. Tanto así que el Arcángel Gabriel se atrevió a rendirle tributo con varios halagos: “Dios te salve”, “llena de gracia”, “el Señor es contigo”. Todo para dar a entender que ella estaba sobre él.