Antes del rezo de la oración mariana del Regina Caeli (Reina del Cielo), que en Pascua sustituye al Ángelus, y recordando que hoy es el Domingo de la Divina Misericordia, el Papa Francisco animó a abrir el corazón a Jesús para tener vida verdadera.
Ante unos 15 mil fieles presentes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Santo Padre recordó que hoy, segundo domingo de ´Pascua, está dedicado a la Divina Misericordia por un deseo del Papa San Juan Pablo II.
El Papa Francisco meditó en el evangelio de hoy que habla de la vida eterna y explicó qué se puede hacer para tener vida auténtica: “Todos queremos tener vida, pero existen diversos puntos de vista sobre cómo lograrlo. Por ejemplo, hay quien reduce la existencia a una carrera frenética para gozar y poseer muchas cosas: comer y beber, divertirse, acumular dinero y objetos, sentir emociones fuertes y nuevas, etc.”.
Este, advirtió el Papa, “es un camino que a primera vista parece atractivo, pero que no sacia el corazón. No es así como se ‘tiene vida’, porque siguiendo los caminos del placer y del poder no se encuentra la felicidad”.
“De hecho, quedan sin respuesta muchos aspectos de la existencia como, por ejemplo, el amor, las experiencias inevitables del dolor, las limitaciones y la muerte. Y, además, no se hace realidad el sueño que todos tenemos en común: la esperanza de vivir para siempre, de ser amados sin fin”.
“Hoy, el Evangelio dice que esta plenitud de vida, a la que cada uno de nosotros está llamado, se realiza en Jesús: es Él quien nos da la vida plena. Pero, ¿cómo acceder a ella, cómo experimentarla?”, cuestionó el Papa Francisco.