No hay una cifra exacta de cuántas personas mueren al intentar cruzar el tapón del Darién, pero aquellos cuyos cuerpos son rescatados pueden recibir una digna sepultura gracias a la labor de los sacerdotes del Vicariato Apostólico del Darién (Panamá) y de las religiosas de la Comunidad de las Hijas de María Auxiliadora.
La inhóspita selva del Darién, compartida por Panamá y Colombia, se ha convertido desde hace años en paso obligado para cientos de miles de migrantes que desean llegar a Estados Unidos. Según cifras de la Defensoría del Pueblo de Colombia, en el 2023 fue cruzada por más de 520.000 personas, de ellos 406.905 fueron adultos y 113.180 menores de edad.
Sin embargo, no todos tienen esta fortuna y fallecen durante el camino, sea por ahogamiento, infecciones o porque decidieron quitarse la vida al perder las esperanzas. Hay otras personas cuyas causas de muerte se desconocen porque sus cuerpos son hallados con un alto grado de descomposición.
Ante esta realidad, el vicariato panameño puso en marcha en agosto de 2023 un proyecto para dar sepultura a los restos de estos migrantes, en el cual se han involucrado sacerdotes y religiosas.
Así, gracias a la donación de nichos por parte de la Cruz Roja, han podido sepultar a 46 migrantes en el cementerio municipal del Real de Santa María, y ya no en fosas comunes, como ha sucedido anteriormente.
“El deseo ardiente de ayudar a estos hermanos lo hacemos desde la caridad cristiana”, explicó a EWTN Noticias el P. Claudio Guerrero, del Vicariato Apostólico del Darién.