Este miércoles 3 de abril, dentro de la Octava de Pascua, el Evangelio de Lucas nos recuerda el encuentro de Cristo con los dos discípulos de Emaús y cómo el resucitado se les reveló al partir el pan. Según los franciscanos, este lugar permanece hasta nuestros días, y allí realizan una celebración pascual muy especial.
Es preciso mencionar que tres sitios se disputan ser el pueblo de Emaús, pero el que más coincide con las descripciones dadas por el evangelista es el actual pueblo de El-Qubeibeh, que en árabe significa pequeña cúpula. Allí se encuentra un santuario dedicado a los dos discípulos, y también santos, Simón y Cleofás.
De acuerdo a la Custodia de Tierra Santa (CTS), “la tradición franciscana” indica que “este es el pueblo del que habla el evangelista Lucas. El terreno en el que se alza el santuario fue comprado en 1861 por la marquesa y sierva de Dios Paolina de Nicolay y donado a la Custodia de Tierra Santa”.
“Las excavaciones sacaron a la luz los restos de una basílica cruzada, que incluye un antiguo alojamiento, identificado como la ‘casa de Cleofás’, donde Jesús se detuvo con los dos discípulos”, añade.
La CTS detalla, a través de un gráfico, que al costado de la casa de Cleofás está la Basílica de la Manifestación de Jesús y el convento franciscano. Dentro de las instalaciones del santuario también está un castillo, de la época de los cruzadas, con su capilla. La población es actualmente de mayoría musulmana.
La tradicional celebración franciscana