En la homilía de la Vigilia Pascual que presidió este 30 de marzo, Sábado Santo, el Papa Francisco afirmó que con su resurrección, “el Dios de lo imposible” ha hecho que “la esperanza no tenga fin”.
La Basílica de San Pedro lució abarrotada de fieles y especialmente adornada para esta Misa, la más importante del año litúrgico, gracias a la colaboración de profesores del centro de biotecnología de Naklo (Eslovenia) y la ayuda de los jardineros del Vaticano.
La Eucaristía se inició con la bendición del fuego pascual y con el Papa Francisco colocando los clavos de incienso en el cirio pascual, recordando que Dios es “el principio y el fin, el alfa y omega”.
Tras la procesión del cirio pascual en la que se dice tres veces “Luz de Cristo”, uno de los diáconos presentes entonó el pregón pascual en latín, que canta la victoria del Señor sobre la muerte.
Después se leyeron las lecturas del día en francés, italiano, español, portugués e inglés; y se entonaron los salmos correspondientes, tras lo cual se entonó el canto del gloria de manera solemne, acompañado del tañido de las campanas.