El Credo, la oración que condensa la fe de los católicos, señala que Jesús “descendió a los infiernos” después de morir crucificado el Viernes Santo. ¿Realmente el Señor bajó al lugar de la condenación eterna? Te explicamos aquí lo que esta frase quiere decir y cómo se relaciona con el Sábado Santo.
El Sábado Santo, el día del “gran silencio” en el que los fieles acompañan a la Virgen María a la espera del cumplimiento de la gran promesa de Cristo, permite meditar en el tiempo comprendido entre el momento de la muerte de Jesús y su resurrección.
El Catecismo de la Iglesia Católica explica lo que significa la frase “Jesucristo descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos”.
El numeral 632 precisa que el primer sentido que se da esta frase tiene que ver con que Jesús, “antes de la resurrección, permaneció en la morada de los muertos”, pero “ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos”.
El siguiente numeral, el 633, explica que la Biblia llama “infiernos; sheol o hades” a la morada “de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraba allí estaban privados de la visión de Dios”.
Cristo descendió entonces a ese lugar “para liberar a los justos que le habían precedido”, a las almas buenas que esperaban la salvación y que entonces pueden ir al cielo porque con su muerte y resurrección, Jesús les ha abierto las puertas del paraíso.