Obispos católicos de Panamá, Colombia y Costa Rica realizaron una visita a la zona panameña del tapón del Darién, donde pudieron constatar de primera mano el "proceso de degradación de la vida" que enfrentan los migrantes al cruzar esta región selvática.
El tapón del Darién, una selva inhóspita ubicada entre Colombia y Panamá, es atravesado cada año por cientos de miles de personas que buscan migrar hacia Estados Unidos.
De acuerdo a la Defensoría del Pueblo de Colombia, para el año 2023 más de 520.000 personas cruzaron este territorio hacia Panamá, con un aumento del 110% respecto al año anterior, incluyendo 406.905 adultos y 113.180 menores de edad.
En respuesta a esta compleja situación migratoria, los obispos de Colombia, Panamá y Costa Rica, junto con agentes pastorales, se reunieron del 19 al 22 de marzo en la Ciudad de Panamá, convocados por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral del Vaticano, para “analizar, reflexionar y asumir compromisos pastorales ante la compleja situación migratoria”.
El martes 20 visitaron un albergue en la comunidad de Lajas Blancas, para dialogar con migrantes y ofrecer una celebración de la Eucaristía presidida por el Cardenal Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Al concluir su encuentro este 22 de marzo, los obispos realizaron una rueda de prensa, durante la cual Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, Arzobispo de Panamá, leyó una declaración conjunta en la que los prelados expresan la necesidad de “levantar la voz al reconocer una creciente crisis humanitaria” en la región.