El Vaticano ha publicado este 20 de marzo el mensaje del Papa Francisco dirigido a los participantes en el Encuentro de Obispos de Colombia, Costa Rica y Panamá, que tiene lugar en Panamá del 19 al 22 de marzo sobre el tema “Pascua con nuestros hermanos migrantes”.
A continuación, el mensaje completo del Papa Francisco a los obispos de estos tres países de América Latina:
Saludo cordialmente a los participantes en la Reunión “Pascua con nuestros hermanos migrantes. Encuentro de Obispos de frontera de Colombia y Costa Rica y Obispos de Panamá”. Me alegra que su reunión se sume a iniciativas como las reuniones como el IX Encuentro de Obispos de frontera de Canadá, Estados Unidos, México, Centroamérica y el Caribe celebrado en El Salvador y el II Encuentro de Obispos de frontera Colombia, Venezuela en Cúcuta, o el Encuentro de Obispos de frontera entre Colombia y Ecuador en Pasto.
Nos dice el evangelista Mateo que “el primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: ‘¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?’” (26,17). Hoy, la Iglesia que peregrina en Colombia, Costa Rica y Panamá, asociándose al Señor quiere responder: “En el Darién, con los hermanos y las hermanas migrantes”. Es ahí que ellos nos esperan, en la orilla terrestre de un mar de lágrimas y muerte que une hombres y mujeres, adultos y niños de las más diferentes latitudes.
La migración en esa región incluye venezolanos, ecuatorianos, colombianos, haitianos, que a lo largo del camino se vinculan con grupos de nicaragüenses y otros caminantes centroamericanos, así como de otros continentes. Con su faceta multicultural, esta caravana humana pasa por el Tapón del Darién, una selva que es triunfo de la naturaleza pero que hoy se convierte en un verdadero viacrucis que no sólo pone en evidencia los límites de la gobernanza migratoria en el hemisferio occidental, sino que alimenta un próspero negocio que permite acumular ganancias ilícitas del tráfico humano.
Ni los peligros que suponen el tránsito y los chantajes ilegales, ni las crecientes devoluciones o estancamientos en países donde estos hermanos y hermanas no son deseados disminuyen la atracción (real o ilusoria) de satisfacer las necesidades de empleo y mejores condiciones de vida o, incluso, de una esperada reunificación familiar.