17 de diciembre de 2024 Donar
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El Cardenal Cobo, a 20 años de los atentados del 11M: La muerte no tiene la última palabra

El Cardenal José Cobo, durante la Misa funeral en el 20º aniversario de los atentados del 11M./ Crédito: Archimadrid.

Este lunes se cumplen 20 años de la masacre perpetrada en Madrid, en el que fue el atentado terrorista más mortífero de Europa y perdieron la vida 192 personas en el acto y quedaron heridas varios miles. 

El Arzobispo de Madrid, Cardenal José Cobo, ha presidido una Misa funeral en la Catedral de Santa Maria la Real de la Almudena, a la que han asistido el Cardenal Antonio María Rouco, el Cardenal Carlos Osoro y los obispos auxiliares de Madrid, Mons. Juan Antonio Martínez Camino y Mons. Jesús Vidal. 

También han acudido a la celebración el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida, la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y el Delegado del Gobierno en la región, Francisco Martín, entre otras autoridades, así como representantes de las asociaciones de víctimas, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y los servicios de emergencias. 

En su homilía, el Cardenal Cobo ha comenzado subrayando que los fallecidos y heridos “no son números, no. No son estadísticas, no. Son vidas humanas que quedaron segadas de golpe. Individuales, singularísimas, únicas, irrepetibles, todas especiales”, a las que ha ofrecido “el abrazo sentido y cariñoso de la Iglesia” y “la promesa esperanzada de nuestro Dios de que la muerte no tiene la última palabra”.

Recordar en un valor “para buscar la verdad”

El Cardenal Cobo ha compartido que “recordar es un deber” un valor “para buscar la verdad y ‘reaprender a vivir’”, así como para “aprender de nuestros errores, para no volver a repetirlos. Y para poner en valor nuestros aciertos y logros, para cuidarlos como el bien delicado que son”. 

Por ello, el purpurado ha propuesto “una mirada creyente” desde una memoria “necesariamente dolorida” que considera válida “no sólo para quienes comparten la misma fe” porque “muchos de sus elementos forman pàrte del propio ser humano y demuestra necesidad de comprendernos y encontrar sentido a lo que nos ocurre”. 

Gracias, perdón, comprensión y esperanza

El Cardenal Cobo ha señalado que de esa mirada creyente sobre los atentados, “lo primero que brota, paradójicamente, es una acción de gracias”, no por lo sucedido, sino porque “a la luz de la tragedia, comprendemos y caemos en la cuenta aún más del valor de la vida, de tanta bendición que a menudo  damos por sentada y nos pasa desapercibida”. 

Así, ha ejemplificado este agradecimiento en “el amor que nos unió y nos une a nuestros seres queridos”, así como por “la seguridad que casi siempre experimentamos, sin darnos cuenta” y por quienes “gastan su vida para que otros vivamos en paz”. En definitiva, concluyó el purpurado, “hay mucha luz en medio de las sombras”. 

En segundo lugar, la mirada de fe lleva a una petición de perdón “porque en un mundo como el nuestro, en el que el ser humano es capaz de tanta belleza y posibilidades, es también capaz de sembrar tanto dolor y destrucción. El terrorismo, el recurso a la violencia, es una forma equivocada y llamada a fracasar para afrontar los conflictos. Es una forma indecente e inhumana”, ha recordado el Cardenal Cobo.

La memoria creyente tiene un tercer fruto, según ha ido desgranando el Arzobispo de Madrid, que es “un compromiso por convertirnos”, lo que en ocasiones implica ”cambiar de rumbo y modificar los hábitos del corazón”, pero otras veces se concreta en un crecimiento “Porque nos podemos instalar en lo fácil, lo leve, y pactar con lo cómodo. ¡Y no basta! Necesitamos crecer en humanidad. No basta una política de vuelo rasante y mirada ‘cortoplacista’ e interesada”. “No es suficiente una liviana preocupación por el bien común”, ha añadido. 

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Por último, el Cardenal Cobo ha compartido que “mirar al pasado nos tiene que comprometer con el futuro. Y a esto es a lo que llamamos esperanza” que en este caso, puntualizó, es doble. 

Por un lado, en que “la gente de paz tendrá más fuerza que la gente violenta. Esa es la paradójica fuerza que se realiza en la debilidad”. Por otro, al tratarse de una virtud teologal, en que “la muerte no tiene la última palabra. Jesucristo es la víctima que plantó cara al pecado y a la muerte, que, completamente inocente, fue condenado por los poderes injustos y terminó ejecutado crucificado por la cerrazón de los corazones de piedra. Sin embargo, el amor de Dios es más fuerte que la muerte: Jesús fue resucitado”.

“La última palabra la tendrá siempre la vida. La última victoria no es del mal, del pecado ni de la muerte. Es de Dios, que es Amor”, subrayó el Cardenal Cobo.

Campanas en recuerdo del 11M 

Muchas de las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004 residían en municipios de la Diócesis de Alcalá de Henares como Torrejón de Ardoz, San Fernando de Henares o Coslada.

Por esta razón, las parroquias que cuentan con campanas las han hecho sonar durante dos minutos a primera hora de la mañana en recuerdo y oración por los fallecidos y los heridos. “Pedimos por el eterno descanso de las víctimas, expresando nuestras condolencias a las familias y rezando por el fin de todas las formas de terrorismo”, han indicado desde la diócesis complutense en un comunicado.

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