El Papa Francisco ha presidido el acto penitencial con el que se inaugura por undécimo año la iniciativa 24 horas para el Señor, que se celebra cada año en diócesis de todo el mundo en la víspera del cuarto domingo de Cuaresma. En esta ocasión subrayó que el perdón de Dios, que se materializa en el sacramento de la Confesión, “no es una práctica de devoción, sino el fundamento de la existencia cristiana”.
El Pontífice recuperó en la lectura de la homilía el vigor y estilo que en días pasados no había podido desarrollar, debido a su estado de salud que le impidió pronunciar varios discursos y catequesis durante las audiencias.
Así, improvisó numerosas veces e interactuó con los presentes en la parroquia San Pío V de Roma, donde, tras la liturgia de la Palabra y su homilía, ha confesado a algunos penitentes.
Antes de presidir el acto penitencial, el Santo Padre pudo saludar a numerosos fieles que se agolparon a las puertas del templo y que trataban de dar la mano al Pontífice y recibir su bendición, cosa que ocurrió de manera especial con los niños.
Una vez iniciado el acto penitencial y tras las lecturas , el Papa Francisco pronunció una homilía sobre la Confesión, a la que definió como “el sacramento de la curación y la alegría”. Además, no cesó de remarcar que Dios perdona siempre y ha invitado en reiteradas ocasiones a repetir la invocación “Jesús, si quieres, puedes purificarme”.