El Papa Francisco invita a los sacerdotes a “a vivir cada confesión como un momento único e irrepetible de gracia, y a entregar generosamente el perdón del Señor, con afabilidad, paternidad y me atrevería a decir que también con ternura materna”.
Así lo ha reflejado en un discurso entregado -no leído por el Papa, como viene siendo habitual desde hace unos días debido a sus afecciones respiratorias- durante la recepción ofrecida a los participantes en el XXXIV Curso sobre el Fuero Interno promovido por la Penitenciaría Apostólica.
El Pontífice destaca además que “la tarea que se os confía en el confesionario es hermosa y decisiva, porque os permite ayudar a tantos hermanos y hermanas a experimentar la dulzura del amor de Dios”.
El texto repartido reflexiona sobre el acto de contrición propuesto por San Alfonso María de Ligorio, también conocido como acto de dolor, una oración que “a pesar del lenguaje un tanto antiguo, que incluso podría malinterpretarse en algunas de sus expresiones”, explica el Pontífice, “conserva toda su validez, tanto pastoral como teológica”.
Así, el Papa Francisco destaca tres aspectos: el arrepentimiento, la confianza y la intención.
Sobre el arrepentimiento enfatiza que “no es fruto del autoanálisis ni de un sentimiento psíquico de culpa, sino que brota de la conciencia de nuestra miseria ante el amor infinito de Dios, de su misericordia sin límites”. Esta experiencia, añade, es “la que mueve a nuestra alma a pedirle perdón, confiando en su paternidad”.