Casi la mitad de los embriones humanos creados mediante FIV son “desechados” durante el proceso, según el Centro de Genética y Sociedad. Esto ha llevado al descarte de millones de embriones humanos, algo que a los ojos de la Iglesia equivale a la muerte de millones de vidas inocentes.
Además, el uso de la FIV ha resultado en un excedente de aproximadamente 1 millón de embriones humanos que se mantienen congelados en laboratorios de todo el país, donde a menudo se almacenan indefinidamente o se destruyen en investigaciones científicas embrionarias.
¿No es bueno tener más niños?
La Iglesia apoya el deseo de una pareja de tener hijos. El problema surge cuando ese deseo lleva a las parejas a buscar hijos por cualquier medio.
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John Di Camillo, especialista en ética del Centro Nacional Católico de Bioética, explicó a CNA que “no podemos hacer el mal para que venga el bien”.
"La Iglesia enseña que los niños tienen derecho a ser concebidos, gestados, nacidos y criados dentro del matrimonio", indicó. “Cada persona humana es imagen y semejanza de Dios, hecha por Dios: una unidad de cuerpo y alma de valor infinito que debe ser bienvenida, amada y apreciada en lugar de producida por la fuerza”, agregó.
¿Cuáles son las alternativas a la FIV para los católicos?
El Catecismo (numeral 2375) enseña que “las investigaciones que intentan reducir la esterilidad humana deben alentarse”.
Según Donum Vitae, los tratamientos de fertilidad destinados a sustituir el acto matrimonial son moralmente incorrectos, mientras que aquellos destinados a ayudarle a concebir la vida pueden estar permitidos.
La Iglesia considera moralmente lícitos métodos como la tecnología procreadora natural (tecnología NaPro), que se centran en tratar los problemas corporales u hormonales subyacentes que causan la infertilidad en lugar de intentar eludirlos.