En sus palabras previas al rezo del Ángelus, el Papa Francisco exhortó a los fieles a que, sobre todo en los momentos más tortuosos de la vida, mantener siempre la mirada fija en la luz de Jesús.
El Santo Padre, quien ayer suspendió sus actividades a causa de una leve gripe, se asomó al balcón del Palacio Apostólico para dirigir una breve reflexión a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, antes de rezar la oración mariana.
En ese sentido, el Papa Francisco abordó el Evangelio de este segundo domingo de Cuaresma que presenta el episodio de la Transfiguración de Jesús.
“Después de anunciar su Pasión a los discípulos —recordó el Papa—, Jesús toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, sube a un monte alto y allí se manifiesta físicamente en toda su luz”.
Francisco explicó que de esta manera Cristo les revela a sus apóstoles “el sentido de lo que habían vivido juntos hasta ese momento. La predicación del Reino, el perdón de los pecados, las curaciones y los signos realizados eran en realidad chispas de una luz mayor: la luz de Jesús, la luz que es Jesús”.
“Y de esta luz —señaló— los discípulos no deben apartar nunca más los ojos, sobre todo en los momentos de prueba, como los que se acercan ahora con la Pasión”.