Cada lunes, miércoles y viernes de Cuaresma, un grupo de hombres y mujeres vestidos de blanco sale a las calles de Juazeiro, en el estado brasileño de Bahía, rezando por las almas de los que ya murieron. Se llaman “Alimentadoras de Almas”, y son un grupo de penitentes que mantienen viva una práctica que ya tiene más de cien años.
"La tradición comenzó en 1901, con los capuchinos que llegaron aquí a Juazeiro. Después de que se fueron, se lo pasaron a una señora, que lo transmitió de generación en generación, hasta que llegó a mi madre", dijo Jesulene Ribeiro, conocida como la señora Nenezinha, de 84 años, responsable de la única cadena de Alimentadoras de Almas que aún hay en la ciudad.
"En su lecho de muerte, mi madre me pidió que no dejara morir esta tradición y que la cuidara. Se lo prometí y lo cumplo", agregó.
Según la señora Nenezinha, del grupo inicial fundado en 1901 surgieron otros cinco. "Pero las damas se estaban muriendo y nadie quería tomar la iniciativa. Solo quedaba la mía".