A pesar de eso, queda un resquicio para la esperanza: “Creo que sólo Dios, el verdadero, el amor, todavía podría transformar en vida”, lo que ha descrito como “un peso en mi corazón”.
Años después de lo ocurrido, sus sentimientos son de “desesperación, pánico, impotencia, decepción, fracaso, asco, desprecio por lo que me había convertido, vergüenza, tristeza miedo, ira y mucho más”, ha detallado.
“Miedo a que saliera a la luz el escándalo”
Tras denunciar las inconductas del P. Rupnik en 1993 ante su superiora, Ivanka Hosta, no se le permitió hablar de nuevo con él. Así que pidió cita con quien consideraba que era el padre espiritual del exjesuita.
“Cuando comencé a hablarle en confesión de todo lo que había vivido con Rupnik, me paró después de los dos primeros minutos y me dijo: ‘No, mira, para. Son cosas tuyas. No quiero saber nada’. Entonces, me aconsejó que escribiera una carta de dimisión de la Comunidad Loyola”, relató.
“Esa fue la primera vez que pude comunicarle a alguien lo que me había pasado” pero, lejos de que hubiera consecuencias inmediatas, “lo bloqueó todo por completo por miedo a que saliera a la luz el escándalo”, acusa Branciani.
En el otoño de 1993, el P. Rupnik fue apartado de la Comunidad Loyola.
La reacción del Vaticano
Horas después de que se conocieran los testimonios de las dos exreligiosas, la Oficina de Prensa de la Santa Sede emitió un comunicado en el que señala que “el caso está siendo examinado actualmente por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe” y que “en los últimos meses, a raíz del encargo recibido del Papa a finales de octubre, el Dicasterio se ha puesto en contacto con las instituciones implicadas a título diverso en el asunto para recibir toda la información disponible sobre el caso”.
El departamento de comunicación vaticano añade que ahora se trata “de estudiar la documentación adquirida para determinar qué procedimientos será posible y útil aplicar”, luego de haber ampliado “el radio de la búsqueda a realidades no contactadas anteriormente” y después de haber recibido sus respuestas.
El caso Rupnik
El P. Marko Rupnik es conocido a nivel mundial por las numerosas obras artísticas que ha realizado en diferentes partes del mundo, entre ellas el logo del Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco entre 2015 y 2016 y la imagen oficial del X Encuentro Mundial de las Familias que se realizó en Roma en 2022.
Desde diciembre de 2022 se han hecho públicas en diversos medios de comunicación denuncias contra el P. Rupnik por abusos psicológicos, físicos y sexuales.
De acuerdo a la Compañía de Jesús, las primeras denuncias que recibieron contra el P. Rupnik se remontan a octubre de 2018, relacionadas con la absolución de un cómplice por un pecado contra el sexto mandamiento (“No cometerás actos impuros” o “No cometerás adulterio”).
Para mayo de 2020, la Congregación (hoy Dicasterio) para la Doctrina de la Fe determinó que el P. Rupnik era culpable y declaró que había quedado excomulgado latae sententiae (inmediatamente) al cometer el delito canónico. La sanción fue levantada por el propio dicasterio vaticano ese mismo mes.
Nuevas acusaciones aparecieron en junio de 2021, pero en octubre de 2022 la Congregación para la Doctrina de la Fe determinó que los casos habían prescrito.
Tras diversas sanciones, finalmente en julio de 2023 la Compañía de Jesús expulsó al P. Rupnik de la Orden.
Un mes después, la Diócesis de Koper (Eslovenia), incardinó al P. Rupnik. Su obispo, Mons. Jurij Bizjak defendió su decisión, señalando que al no haber una sentencia judicial en su contra se presume "su inocencia".
En septiembre de 2023, el Vaticano informó que el Papa Francisco levantó la prescripción del caso Rupnik, y ordenó que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe inicie un proceso, luego de que se detectaran “graves problemas en el modo en el que se manejó el caso”.
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