Al presidir el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano en el primer Domingo de Cuaresma, el Papa Francisco alentó a los fieles a “entrar en el desierto interior” durante este tiempo para combatir las “bestias salvajes” de los vicios, la avaricia, la vanidad y la codicia.
Recordando el Evangelio de hoy, tomado de Marcos 1,12-15, el Santo Padre recordó que Jesús permaneció en el desierto cuarenta días, tentado por Satanás”, donde “estaba con las bestias salvajes y los ángeles le servían”.
“También nosotros estamos invitados en Cuaresma a ‘entrar en el desierto’, es decir, en el silencio, en el mundo interior, en la escucha del corazón, en contacto con la verdad”, indicó el Papa Francisco.
“En un sentido simbólico”, señaló, las bestias salvajes y los ángeles “también son nuestra compañía: cuando nos adentramos en el desierto interior, de hecho, podemos encontrarnos con bestias salvajes y ángeles”.
“Bestias salvajes. ¿En qué sentido? En la vida espiritual podemos pensar en ellas como las pasiones desordenadas que dividen el corazón, intentando poseerlo. Nos sugestionan, parecen seductoras pero, si no tenemos cuidado, corren el riesgo de hacernos pedazos”, señaló.
El Papa Francisco indicó que se puede “dar nombre a estas ‘bestias’ del alma: los diversos vicios, la avidez de riqueza, que aprisiona en el cálculo y la insatisfacción, la vanidad del placer, que condena a la inquietud y la soledad, e incluso la codicia de la fama, que genera inseguridad. y una necesidad continua de confirmación y protagonismo”.