El Papa Francisco y el gobierno de la Iglesia
Cuestionado por el modo que tiene de gobernar la Iglesia, el Papa Francisco afirma que confía “en la existencia del Espíritu Santo, en su presencia en el santo pueblo de Dios, en el pueblo de los bautizados: todos son hijos de Dios, los elegidos de Jesús, y tienen la unción del Espíritu Santo”.
“¿Y qué les dice a quienes afirman creer en Dios, pero no en la Iglesia?”, le preguntan. El Papa Francisco reconoce que esta percepción está muy extendida y se debe “a algunos sacerdotes y algunos obispos”. Sobre sí mismo, además añade: “El Papa a veces tampoco testimonia bien su fe y aleja a algunos de la Iglesia. En estos casos no hay cercanía porque falta compasión. Todos somos pecadores y la falta de cercanía, de compasión y de ternura son culpa del pecador”.
Por otro lado, el Pontífice afirma que “la Iglesia debe vivir en el presente, sostenida por el pasado, por la tradición. Vivir en el presente es crecer, el llevar hacia adelante la tradición cristiana”. A su entender, “la tradición es la seguridad del futuro y no un conservatorio de cosas antiguas. Sin tradición no hay futuro para la Iglesia, porque la savia viene de las raíces”. En este contexto, además asegura que “las verdades de la Iglesia no cambian con la historia, pero maduran”.
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En respuesta a otra cuestión, sobre el futuro de la Iglesia, el Papa reflexiona: “El pecado del tradicionalismo es querer impedirle crecer. El pecado del progresismo, por su parte, es querer que crezca sin tradición, sin raíces”.
Preguntado por su mayor deseo como Papa, asegura: “Ser un buen sacerdote. Eso es lo que me viene. Nunca me he hecho esta pregunta, pero mi respuesta me sale del corazón”.
¿Qué dice el Papa Francisco sobre la pobreza?
Siendo este libro el resultado de la conversación entre el Papa Francisco y pobres de todo el mundo, la cuestión de la pobreza es tratada con abundancia. Así se abordan inquietudes sobre las riquezas del Vaticano o si el Papa tiene un sueldo.
En este sentido, señala que la misión de los pobres es ser “el lugar de encuentro con Jesús” y ofrece pautas para dar la limosna con auténtica caridad cristiana como mirar a los ojos, tocar la mano del pobre, preguntarle por sus necesidades, etc. “Hay que tener coraje para mirar a los ojos a un pobre, porque ahí también está mi culpa”, señala.
Además, alerta sobre el riesgo de “ideologizar la pobreza”. Así, el Papa Francisco, denuncia que “utilizar la pobreza como argumento ideológico es muy grave” y que “instrumentalizar ideológicamente la pobreza es otra forma de no respetar esa dignidad” con la que muchas familias viven en esta situación.