Cáritas Argentina firmó con el Estado argentino la renovación del convenio de meriendas que desde hace años le permite ofrecer ayuda alimentaria, y pidió que se extienda ese compromiso hacia las demás entidades y movimientos que colaboran con familias y niños, para que ninguna persona quede desprotegida.
Luego haber firmado el 7 de febrero un convenio con el Ministerio de Capital Humano por 310 millones de pesos argentinos (alrededor de 30.000 dólares estadounidenses) para continuar con la ayuda alimentaria a los más pobres, los obispos que integran la Comisión Episcopal de Cáritas aclararon que no se trata de un “acuerdo exclusivo entre la Iglesia y el Estado”.
Este convenio, explicaron, no convierte a Cáritas en el único interlocutor en la ayuda a los más vulnerables, sino que existe un gran número de movimientos, asociaciones, centros vecinales y sindicatos que también se dedican a sostener la situación de los más pobres.
En ese sentido, afirmaron que “hoy nadie puede asumir la cantidad y complejidad del trabajo social de manera individual”, por eso insistieron en la necesidad de “integrar a todos aquellos que con enorme sensibilidad atienden a los más pobres y en que también se les dé la ayuda necesaria para que puedan seguir haciéndolo”.
“Ciertamente todos podemos crecer en transparencia, y un instrumento preciso son las auditorías. Entendemos que es un elemento fundamental para garantizar que todos los fondos adjudicados lleguen a los más pobres, que es nuestro principal objetivo”, sostuvieron.
Por eso, llamaron a “sortear las dificultades y desacuerdos presentes volviendo a poner en el centro lo que siempre ha debido seguir allí: las personas y familias que viven en la pobreza o la indigencia, especialmente los niños y los ancianos”.