Con el Miércoles de Ceniza inicia la Cuaresma, un camino de preparación espiritual para el Triduo Pascual, que es la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. En este día, la Iglesia Católica manda a todos los fieles a hacer penitencia mediante el ayuno y la abstinencia. ¿Qué significa esta tradición y cómo cumplirla?
El ayuno implica reducir al mínimo la cantidad de comida usual que un bautizado consume a lo largo del día. Todos los bautizados, desde los 18 hasta los 59 años, están obligados a ayunar dos días al año: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
La Iglesia Católica define el ayuno como una comida fuerte, más dos comidas pequeñas que sumadas no sobrepasen la comida principal en cantidad. El ayuno se rompe si se come entre comidas o se toma algún líquido que sea considerado comida. Las bebidas alcohólicas no rompen el ayuno, pero parecieran contrarias al espíritu de penitencia.
De igual manera, durante todos los viernes de Cuaresma (También en Miércoles de Ceniza y Viernes Santo) los católicos están llamados a practicar la abstinencia, que consiste en no comer carne, aunque la Iglesia recomienda extender esta práctica a todos los viernes del año.
El término proviene de la palabra latina abstinentia y, con este sacrificio, las personas hacen —en espíritu, alma y cuerpo— un acto de reparación a Dios por el daño ocasionado por el pecado y para el bien de la Iglesia Católica.
"Para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad", señala el canon 1249 del Derecho Canónico.