Irasema Ángel, de 43 años de edad, cambió una vida de comodidades por una vida que ahora busca agradar a Dios. A las puertas de la Cuaresma, su testimonio es una prueba de la importancia de la conversión en la vida de los cristianos.
“Una Barbie representa un ideal de perfección poco realista; que fomenta la codicia, vivir solo para tener una vida llena de lujos y comodidades”, expresa Ángel, al comparar su infancia y su juventud con la famosa muñeca. Por ello, considera que de poder ponerle un título a su historia de vida, sería “Menos que una Barbie”.
Desde muy joven, Ángel —de nacionalidad mexicana, pero residente en Estados Unidos— se vio envuelta en “una vida llena de lujos”. Una realidad que ella misma cataloga como “una caja de cristal llena de mentiras”, donde no existía la libertad ni la felicidad plena.
En una conversación con ACI Prensa, Ángel compartió que la relación con su padre siempre fue distante, algo que marcó su juventud. “En determinado momento mi padre le fue infiel a mi madre, y es ahí cuando a mí se me quebró el corazón”, puntualizó.
Con apenas 14 años, Ángel adoptó un estilo de vida rebelde, marcado por el feminismo, el hedonismo y la autosuficiencia. Esta superficialidad la llevó a alejarse de todos, incluida su familia, pero especialmente de Dios y de los Sacramentos.
“Yo pensaba que era dueña de mi propia vida y que no tenía que rendirle cuentas a nadie”, señaló.