Cada 7 de febrero se recuerda al Beato Papa Pío IX, quien proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, uno de los hechos más relevantes en la historia de la Iglesia Católica, y cuyo recuerdo se vuelve atemporal en una estancia del Palacio Apostólico.
Se trata de la “Sala de la Inmaculada”, una imponente habitación recubierta de frescos que el propio Pontífice ordenó colocar tras proclamar el dogma el 8 de diciembre de 1854, y que en la actualidad puede visitarse en los Museos Vaticanos.
Para celebrar el acontecimiento, el Papa Pío IX eligió una sala adyacente a las conocidas “Estancias de Rafael”, en el Palacio Apostólico del Vaticano, y encargó el proyecto al pintor Francesco Podesti.
Entre 1856 y 1865, el artista realizó diferentes frescos que aún en la actualidad mantienen su esplendor original.
En la bóveda de esta sala se pueden contemplar diferentes escenas alegóricas que aluden a las virtudes de la Virgen María.
Además, en una de las paredes se representa la Discusión del dogma y, en la pared sur, un fresco muestra el momento de la proclamación del mismo en la Basílica de San Pedro.