El Papa Francisco se dirigió a los seminaristas de Madrid, que visitaron la Sala Clementina del Vaticano el último sábado 3 de febrero, para responder a sus preguntas y animarlos postrarse en adoración y confiar en Dios, quien los “ha llamado”.
“Queridos hermanos, tengan confianza en quien les ha llamado para esta hermosa tarea, y póstrense en adoración para poder construir con docilidad el templo de Dios en sus personas y en sus comunidades”, indicó el Santo Padre a los seminaristas, quienes estaban acompañados del Cardenal José Cobo, Arzobispo de Madrid, y del equipo de formadores.
El Santo Padre enfatizó en que la única manera para poner a “Dios al centro” de sus vidas, como “piedra angular”, es “con la adoración”.
El Papa recordó las palabras del obispo español San Manuel González, quien deseaba un seminario donde la Eucaristía ocupara un papel central en todos los aspectos: “En el orden pedagógico, el más eficaz estímulo; en el científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el disciplinar el más vigilante inspector; en el ascético el modelo más vivo; en el económico la gran providencia; y en el arquitectónico la piedra angular”, citó.
En el ámbito pedagógico, el Papa explicó que “Jesús —nos dice nuestro santo— nos hará de pedagogo, paciente, severo, dulce o firme según necesitemos en nuestro discernimiento, porque nos conoce mejor que nosotros mismos, y nos espera, anima y sostiene en todo nuestro caminar”.
En cuanto a la dimensión científica, el Papa destacó la lección de humildad que se extrae de la vida de Jesús. “De Jesús no aprendemos cosas, lo acogemos, lo aferramos a Él mismo, para poder llevarlo a los demás”, sostuvo, enfatizando la importancia de aprender la virtud de la humildad de Jesús.