En la historia de la Iglesia Católica, diversos santos y beatos han descrito cómo es el infierno e incluso el lugar preciso donde estarían los "malos cristianos", en base a visiones y mensajes que recibieron durante sus vidas.
1. La estructura del infierno
Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, aseguró que cuando el Señor le mostró el infierno le pareció estar en una “entrada a manera de un callejón muy largo, y estrecho, a manera de horno muy bajo, y oscuro, y angosto: el suelo me parecía de una agua como todo muy sucio, y de pestilencial olor”.
Santa Francisca Romana también estuvo en la entrada del averno. Según el testimonio de su confesor, el P. Juan Mattiotti, allí ella “vio un abismo grandísimo y terribilísimo”. Además, había letreros con esta advertencia: “Este es el infierno sin esperanza y donde no hay jamás consuelo”.
Según el relato de la Beata Ana Emerick, el infierno que ella vio tenía “la forma de un edificio inmenso, tenebroso, alumbrado con una luz metálica”. Asimismo, aseguró que tenía una entrada con “enormes puertas negras con cerraduras y cerrojos”. Pero los ángeles las derribaron y los enemigos adoraron a Cristo cuando Él descendió a los infiernos.
La Beata Emerick sostuvo que allá hay prisiones, cavernas, desiertos y lagos que llevan al “disgusto y el horror”. Santa Faustina Kowalska dijo que en el infierno “existen cavernas y fosas de tortura donde cada forma de agonía difiere de la otra”.