La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) compartió la historia de José Si Esono, un catequista de Guinea Ecuatorial, martirizado por los líderes de su pueblo y cuyo proceso de beatificación está en camino de abrirse.
Los cristianos occidentales podrían pensar en África como algo remoto, un lugar lejano con el que es difícil relacionarse. Sin embargo, Guinea Ecuatorial comparte con Hispanoamérica un punto clave: el idioma. El país centroafricano es el único (plenamente reconocido a nivel internacional) que tiene el español como lengua oficial.
En 1968 la nación se independizó de España y seguidamente cayó bajo un régimen comunista que tomó el poder durante más de once años. Durante este tiempo la Iglesia Católica fue duramente perseguida: el culto público fue prohibido y los templos se convirtieron en almacenes de cacao y café.
Mons. Miguel Ángel Nguema, Obispo de Ebibeyín entrevistado por ACN, recuerda que a lo largo de aquellos años, cada domingo, su madre y su abuela lo llevaban a “trabajar” en una finca. En realidad, los niños no trabajaban sino que celebraban la Liturgia de la Palabra en un bosque cercano a la finca, y recibían la comunión espiritual gracias a un catequista.
El obispo resalta la importancia de estos catequistas en la historia de Guinea Ecuatorial, especialmente durante los primeros años de evangelización en el país. Uno de esos casos es el de José Si Esono, nacido en el pueblo de Ebansok y martirizado en la década de 1930.
Esono era un joven de la antigua Guinea Española que jamás había escuchado de Cristo. Trabajaba vendiendo café, hasta que un día un misionero claretiano se le acercó y le enseñó a rezar el Rosario.