El exembajador de Nicaragua ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, la investigadora Martha Patricia Molina y un obispo hondureño comentaron sobre la reciente liberación de dos obispos, sacerdotes y dos seminaristas de Nicaragua, y su deportación a Roma. En opinión del primero, esto demuestra que “las oraciones y el poder de Dios son más grandes que cualquier dictadura criminal”.
El 14 de enero la dictadura de Daniel Ortega deportó a dos obispos, 15 sacerdotes y dos seminaristas que mantenía cautivos, y los envió al Vaticano. Entre ellos se encuentran Mons. Rolando Álvarez, Obispo de Matagalpa; y Mons. Isidoro Mora, Obispo de Siuna.
En declaraciones a EWTN Noticias, McFields resaltó que esta es “la mejor noticia del año. Nos llena de fe, de alegría y de esperanza. Los religiosos fueron liberados gracias a las oraciones del pueblo nicaragüense, a esa perseverancia e insistencia”.
“Esto, hay que ser sincero, no significa que la persecución contra la Iglesia haya terminado, sigue latente mientras haya dictadura. Pero sí queda claro que las oraciones y el poder de Dios son más grandes que cualquier dictadura criminal”.
Para el exembajador, la decisión de la dictadura de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, de deportar a este grupo de obispos, sacerdotes y seminaristas, busca “mostrar su control sobre la Iglesia, su poder para reprimir, para perseguir”.
Sin embargo, “quedan al desnudo como cobardes y mentirosos, porque todos los señalamientos y acusaciones contra la Iglesia se han desplomado: que todas son artimañas jurídicas y no hay ninguna acusación de peso contra la Iglesia”.