Los obispos católicos de la frontera de México y Estados Unidos emitieron un llamado conjunto este 10 de enero, instando a los gobiernos de ambos países a implementar acciones concretas para mejorar la situación de los migrantes y sus familias.
En su declaración conjunta, los prelados han propuesto una serie de medidas, que incluyen “incrementar y simplificar la concesión de visados, y adoptar programas de patrocinio privado y comunitario”. También animan a “abrir corredores humanitarios seguros y legales para los migrantes y refugiados más vulnerables”.
Además pidieron a las autoridades “ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso” para las personas en tránsito en cualquiera de ambos países. Para los menores de edad, demandaron “acceso regular a la educación y prever programas de custodia temporal o de acogida”.
Sobre el tema económico, solicitaron dar a los migrantes “libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar” y “ofrecer la posibilidad de participar en una economía que les permita promover la inserción social”.
De la misma forma, subrayan la importancia de garantizar “asistencia consular, el acceso equitativo a la justicia y la libertad religiosa” y “velar por el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad”.
Entre otras cosas, pidieron “favorecer la reagrupación familiar” y “preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos”.