Este 9 de enero se conmemora a San Andrés Corsini, quien fue salvado por la Virgen María de las garras de una terrible fiera. El recuerdo de este santo de la caridad ha quedado plasmado en una importante capilla de Roma y en un “vino real”.
La Curia General de los Carmelitas señala que San Andrés Corsini (aprox. 1300-1374) nació en Florencia (Italia) y allí se volvió carmelita. Además llegó a ser provincial de su orden en Toscana.
El Papa Clemente VI lo nombró Obispo de Fiesole, pero por humildad no quiso aceptar. La Enciclopedia Católica indica que él huyó, “pero fue descubierto por un niño, y obligado a aceptar el honor”.
“Según la leyenda, la Madre de Dios se apareció a Andrés y le hizo prometer que aceptaría el cargo de obispo. También se dice que, durante su primera Santa Misa, el joven carmelita tuvo una visión de la Virgen”, señala la Curia.
Los Carmelitas también indican que al santo se le suele representar con un lobo o una oveja o con ambos. Se cuenta que una vez San Andrés iba a ser atacado por un lobo, pero “la Madre de Dios transformó al lobo en cordero para salvarlo”.
La capilla y el vino