El Papa nombra a Mons. Jiménez administrador apostólico de las Diócesis de Huesca y Jaca

Las diócesis de Jaca y Huesca, pese a ser dos entidades eclesiásticas independientes, han sido puestas bajo la guía pastoral del mismo Prelado desde hace más de dos décadas, pese a que pertenecen a provincias eclesiásticas diferentes. Jaca a Pamplona y Huesca a Zaragoza.  

Entre 2001 y 2003, ejerció como administrador apostólico el entonces Obispo de Barbastro-Monzón, Mons .Juan José Omella, hoy Cardenal y Arzobispo de Barcelona. 

Entre 2003 y 2010, Mons. Jesús Sanz fue el Obispo residencial de ambas sedes, hasta su destino al Arzobispado de Oviedo, aunque durante algo más de un año ejerció como Administrador apostólico de Huesca y Jaca. 

Le sucedió en 2011 Mons. Julián Ruiz Martorell, quien acaba de tomar posesión, más de una década después, de la sede de Sigüenza-Guadalajara. 

La población que cubre el montañoso territorio de ambas diócesis está en torno a las 120.000 personas que cuentan con 180 parroquias en Jaca y 210 en Huesca. Para atender estas 380 parroquias hay menos de un centenar de sacerdotes, muchos de ellos jubilados (33 de 56 en Huesca y 29 de 40 en Jaca).

En el curso 2022-2023, sólo Huesca cuenta con un seminarista y durante 2022 ningún nuevo presbítero fue ordenado en ambas diócesis. 

Mensaje de Mons. Jiménez

En un mensaje de saludo a ambas diócesis, Mons. Jiménez reconoce haber recibido el nombramiento “con sorpresa” al encontrarse “en situación de Arzobispo emérito de Zaragoza, dedicado a una oración sosegada, al retiro silencioso y a tareas de menor responsabilidad”.

El nuevo Administrador apostólico también expresa su deseo de “colaborar con afecto colegial y espíritu sinodal con mis hermanos obispos de las provincias eclesiásticas de Zaragoza y de Pamplona en los proyectos pastorales comunes”.

El Arzobispo emérito subraya en su misiva que “el periodo de Sede Vacante no debe ser un tiempo de inmovilismo pastoral ni de paro encubierto, porque el Espíritu Santo sigue guiando a su Iglesia, que en este momento histórico de cambio de época es una Iglesia Sinodal”.

Antes de despedirse, Mons. Jiménez ruega a sus fieles que pidan de modo especial “por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y a los ministerios laicales”.