Horas antes del inicio del Año Nuevo 2024, el Papa Francisco alentó a vivir esta última noche del año “de forma distinta a la mentalidad mundana”, con la gratitud y esperanza cristiana que vienen de la relación “con Dios y con los hermanos”.
Al celebrar las Vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, y el Te Deum de acción de gracias de fin de año en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el Papa destacó que “la fe nos permite vivir esta hora de forma distinta a la mentalidad mundana”.
“La fe en Jesucristo, Dios encarnado, nacido de la Virgen María, da una nueva forma de sentir el tiempo y la vida. Lo resumiré en dos palabras: gratitud y esperanza”, señaló.
“Algunos dirán: ‘Pero ¿no es eso lo que hace todo el mundo en esta última noche del año? Todo el mundo da gracias, todo el mundo espera, sea creyente o no’. Tal vez lo parezca, y tal vez lo sea. Pero, en realidad, la gratitud mundana, la esperanza mundana son aparentes; les falta la dimensión esencial que es la relación con el Otro y con los demás, con Dios y con los hermanos”.
Esa gratitud y esperanza mundanas, señaló, “están aplastadas sobre el yo, sobre sus intereses, y por eso les falta el aliento, no van más allá de la satisfacción y el optimismo”.
“En cambio, en esta Liturgia se respira otra atmósfera: la de la alabanza, de asombro, la de la gratitud. Y esto sucede no por la majestuosidad de la Basílica, no por las luces y los cantos; estas cosas son más bien la consecuencia, sino por el Misterio que la antífona del primer salmo expresaba así: ‘¡Maravilloso intercambio! El Creador tomó un alma y un cuerpo, nació de una virgen; [...] nos da su divinidad’”.