En el día de San Esteban, el primer mártir, el Papa Francisco recordó que en la actualidad también hay muchos que mueren por dar testimonio de Jesús y afirmó que, con su ejemplo, Dios sigue obrando maravillas para cambiar los corazones.
Este martes 26 de diciembre, un día después de Navidad, el Papa Francisco dirigió el Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano.
Antes de esta oración mariana, el Santo Padre recordó que hoy la Iglesia celebra la fiesta de San Esteban, el “primer mártir” que fue apedreado por sus adversarios debido a su fe en Jesús y su testimonio.
Además, el Papa Francisco relató la conversión del joven Saulo, quién actuó como “garante” de la ejecución del mártir. “A través del testimonio de Esteban, —explicó el Pontífice—, el Señor ya está preparando en el corazón de Saulo, sin que él lo sepa, la conversión que lo llevará a ser el gran apóstol Pablo”.
El Papa Francisco resaltó que el ejemplo de San Esteban, así como “su perdón a punto de morir, no son en vano”, ya que su sacrificio “siembra una semilla que, a contracorriente de las piedras, se planta, de manera oculta, en el pecho de su peor rival”.
Tomando este relato como ejemplo, el Santo Padre lamentó que hoy, dos mil años después, “vemos tristemente que la persecución continúa”.